Me encuentro de viaje por España estos meses en un curso de actualización, por lo tanto, he aprovechado para viajar un poco por Cataluña y sus magníficos paisajes.
Recientemente estuve en Costa Brava en un pueblo llamado Lloret del Mar, en compañía de un amigo, Fernando Borelli, fotógrafo de naturaleza de Argentina. Después de algunas recomendaciones y averiguaciones en la red, elegimos éste lugar ya que ofrecía varias calas interesantes, sin tener que movilizarse en un vehículo.
La primera impresión de Lloret del Mar, fue la de un lugar turístico, un poco más económico que Barcelona, lo cual no me esperaba, con personas cálidas y amables. Tan pronto llegamos nos tomamos una bien merecida caña, la cual vino acompañada de una tapa de calamares y pulpos, éste nos mantuvo sin hambre hasta la hora del almuerzo, mientras veíamos llover. Nos esperábamos que nuestro primer día el cielo estuviera nublado, como lo decían las predicciones meteorológicas, sin embargo, la lluvia fue una sorpresa. El clima en España igual que en el resto del mundo, ha estado variado y no correspondiente a las estaciones del año, vivimos esto en Bolivia a principios de año, donde las lluvias en el Salar de Uyuni llegaron retrasadas más de un mes a lo habitual.
Por la tarde tan pronto dejo de llover nos dispusimos a revisar las locaciones que habíamos elegido, tres calas ubicadas entre 2 y 5 kilómetros del pueblo. Las primeras en recorrer fueron las Calas Trons y Frares en la parte norte de la costa, donde ubicamos los lugares donde trabajaríamos el siguiente día. Luego visitamos la cala Boadella, donde decidimos quedarnos para realizar algunas fotos del atardecer, el cual no estuvo de colores tan vívidos como lo esperábamos, sin embargo, con la ayuda de un filtro degradado de 3 pasos (0.9 Nissi), logré dar fuerza y recatar el cielo.
De regreso ya en Lloret del Mar sobre las 10 de la noche, arreglamos nuestro equipo y lo dejamos listo para salir al día siguiente antes de la salida del sol. A la mañana siguiente salimos según lo programado linterna en mano, hasta la Cala Trons, recorrido que se hizo más largo por la oscuridad, nos ubicamos y esperamos la salida del sol, sin embargo, está no fue como la esperábamos, según los pronósticos iba a ser un día despejado, pero este había cambiado durante la noche, teníamos nubes en el cielo y escasamente logramos obtener esos tonos naranjas característicos de nuestros amaneceres en América del Sur.
Pero bueno, como siempre he dicho, que un mal día no te desamine, como fotógrafos de naturaleza, debemos aprovechar todas las condiciones meteorológicas y aprender a potenciar los atractivos de los paisajes en todas las circunstancias. Así que nos pusimos a trabajar, cámara en el trípode, disparador, filtro polarizador, ND y mucha actitud.